martes, 14 de septiembre de 2010

Con $1500 se almuerza en Medellín

Para desayunar, almorzar o cenar en Medellín solamente se necesita tener en el bolsillo desde $1500 pesos en adelante. Un almuerzo cargado de menudencias, arroz, sancocho o fríjoles y un vaso lleno de frutiño hacen parte del menú diario de los “almorzaderos” más populares del centro que se sitúan entre la calle Perú y la carrera Palacé.
El restaurante de la calle 55 Perú, es un lugar grato para decenas de habitantes de la calle, donde la comida más barata del centro les calma un poco el hambre. El lugar oscuro no permite vislumbrar muy bien el aspecto de la comida, simplemente el precio y la necesidad hacen que diariamente se llene de personajes que viven inhóspitamente en las esquinas de la ciudad.
A las 9 de la mañana se abre la pequeña puerta que encierra las cuatro paredes del restaurante. Se sirven entre 25 y 30 desayunos que equivalen a $37.500 pesos diarios, una cifra que le mantiene viva la esperanza a don Carlos, dueño del establecimiento, para que éste se convierta en el más popular de todos los del sector.
Con muy poca luz ofrecida por un bombillo amarillo, en el lugar, que apenas alcanza a medir entre 10 y 12 metros de largo por 6 de ancho, las múltiples ondas de calor que se encierra hacen que la estadía allí sea molesta, además del calor que genera el fogón al permanecer siempre prendido, calentando los alimentos… la regla de oro del dueño es nunca servir un alimento frío para no perder un consumidor. Las ollas las lavan al finalizar la jornada, a las 9:00 de la noche, tiznadas por el recalentamiento.
Una cuadra más arriba, en toda la carrera Palacé, los almuerzos aumentan a $1700 pesos. Los alimentos del menú no varían mucho, este sigue incluyendo hígado o boje, arroz, frijoles o sancocho, frutiño y a diferencia del restaurante de Perú, le agregan ensalada y la cantidad es mayor.
El restaurante es más grande, de baldosín blanco, la luz entra brillante por las dos puertas grandes. El mesero y la cocinera permanecen limpios y ordenados, vestidos de traje blanco y con tapabocas. Las ollas están en buen estado, siempre con alimentos preparados el mismo día. La clientela de este lugar es diferente: no son habitantes de la calle, simplemente trabajadores del sector que buscan economía pero al mismo tiempo satisfacción y un poco de calidad.
Todos los alimentos que en los dos restaurantes se consumen, son conseguidos en la plaza La Minorista. Su precio es muy bajo porque son comprados al por mayor.
Muchos restaurantes de este tipo predominan en Medellín, con el ánimo de vender a precios módicos para la gente de escasos recursos. Muchos nutricionistas afirman que no es muy recomendable comer en estos sitios, pues el interés general de los dueños es conseguir dinero y lo hacen comprando los alimentos en los sitios menos higiénicos de la ciudad y adquiriendo la comida más barata de toda la canasta familiar. Aunque el hígado y las menudencias tienen elementos de mucha nutrición, es necesario adquirirlos en supermercados avalados por la Secretaría de Salud y Sanidad donde se certifique su buen estado.

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