domingo, 12 de septiembre de 2010

Bar La Raza: un lugar de travestis



Pareciera que la noche fuera su más íntimo y verdadero amante, en ella se refugian los deseos, sale a relucir una realidad y un secreto abstracto que se llena de ilusión entre fuertes colores, tacones altos, alcohol, droga y un cuerpo esbelto convertido en mujer.La lluvia es un olvido más, no se le presta la mayor atención, su piel es resistible, dura golpeada por una suerte incierta, todo viene y va, nada es seguro todo es inestable, un día está otro día desaparece.

Las ondas de música se entrelazan con las bocanadas de humo de los múltiples cigarrillos que ha cada segundo se prenden tratando de matar el tiempo, la necesidad de un corazón latente por un cuerpo a siliconado que busca saciar las ganas de sexo es tal vez una meta propuesta por unos 90 mil pesos expuestos para pagar lo que ha diario consume.

Es ella, un hermoso hombre convertido en toda una dama, una prostituta; aislada en un bar, La Raza, en medio de la oscuridad, de la lujuria, del dinero. Calla su verdadero nombre, mientras en toda la calle Carabobo saben quién es. El bar es su casa, es su ciudad, es su familia. Otro de los tantos personajes pintorescos escondidos en todo el centro de una ciudad diferente, adormecida, ficticia.






No hay comentarios:

Publicar un comentario